En estos cuadros, una bailarina, delicada y armoniosa se conjuga con vestidos, pantalones y faldas de siluetas amplias que avanzan y se convierten en estructuradas formas que envuelven el cuerpo añadiendo una propuesta moderna para una mujer de movimiento, que explora texturas y formas que facilitan adornar la expresividad de lo contemporáneo en ese ritual del vestir, elegir una prenda para que acompañe el día sin ataviarse demasiado, solo verse bien para danzar con las prendas.
La gama de tonalidades es corta y adecuada para la temporada propuesta, blanco y negro, el dúo infalible, terracota como nota dominante de color impregnando algunos outfits y la sutileza de una estampa vegetal, vivaz y destacada.
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