No es difícil elegir una pasarela como favorita entre toda la lista de colecciones couture, cuando existe una firma que con solo pocos cortes en un vestido y un bordado en piedras puedan remitir y emanar esa esencia delicada y sutil de una feminidad absoluta, hablo de Valentino, la firma que con la llegada de Maria Grazia Chiuri y Pierrepaolo Piccioli, directores creativos de la misma, ha evolucionado cada hebra de hilo y cada patrón hasta convertirse en un jardín de Diosas, temporada tras temporada.
Cada traje de la presente colección es develado con una belleza suntuosa, armoniosa y perfecta; en su mayoría vestidos, el chifón, la seda y terciopelo hacen juego con los finos bordados inspirados en elementos naturales y fantasía narrada de cuentos y tiempos pasados. Un detalle importante del estilismo fueron las serpientes en oro, un tocado que iba fundiéndose en el cabello y una especie de armes y sandalias-accesorio en filigrana que complementaban el fondo de color de cada prenda y estampa.
La gama cromática es variada, blanco, marfil, negro, crema, vino tinto, azul cerúleo, amarillo tostado, verde agua, siluetas amplias con cinturas angostas en casi toda la propuesta, patchwork, bordados, trabajos manuales, tejidos y detalles de piedras en transparencias fluidas y materiales rígidos acartonados, un bocado visual a la variación de grafías y escotes presentados para la epoca mas hermosa del año.
Imágenes: Vogue.com
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